viernes, 6 de agosto de 2010

DULCES PARALELAS
Otro sueño que me despierta a medianoche. Entro al baño a oscuras, abro la canilla del lavatorio, me mojo la cara y me golpeo la cabeza al agacharme, con la canilla, me enderezo y veo mi rostro donde adivino una sonrisa, riéndome del tipo en el espejo que piensa: pasos en falso, son mi tentación.



VERMOUTH
Difícil creer lo que digo, dijo el espanto, sonriendo tímido, con sus ojos de abismos tristes, que todo lo que mira, para devorarlo en dolor.
Pequeñas luciérnagas en su plato comía, mezclados con seres sonrientes de corazones huecos.
Vagando por estas calles de confort rentable, brazos caídos y miradas perdidas, supo alimentarse bien.




LAURA
Un pan sobre la mesa, mantel y plato blanco, enfrente pelo negro, largo y engatusador, vestido verde de generosas piernas y hombros, labios pintados en una sobreactuación del rojo sobre tu cara blanca alumbrada por el mediodía que nos ilumina desde un enorme ventanal. Me sacaste soledad y razón. Algunas verdades me sacaron corazón y me dieron soledad.
Otro cambio.




TUTTICUANTI
Uso el tiempo de los sueños. Me muevo en ese espacio, que me brinda mi forma de ser, lo cual me lleva a ser paranoico y eso a cierto autismo. Los mas interesantes sueños se acercan a las pesadillas.
¿Que tienen un muro destruido, la lluvia en los primeros días fríos de otoño, los inmensos paisajes, la fealdad en estado puro -perversa belleza-, los jardines, la monstruosidad, los rincones, algunos rostros; que son meritorio de sentirlos durante horas?




TORBELLINO
La Colonia Laosiana “Laos samaji” a 20 Km de Posadas, sobre la ruta 12 en Misiones. Laosianos en camisetas de Boca, jugando futbol en alpargatas sobre la tierra rojisa.




CRASH BOOM BOOM BANG
Desperté en un día azul y claro y silencioso. Acostado, en el colchón tirado en el piso del living, me pare, mire por la ventana que tenia roto el cristal, el camino estaba embarrado. Por la noche había llovido, y yo ni cuenta. Tenia la ropa puesta y todo apestaba a mar, a humedad, a sal. Fui al baño me moje la cabeza, la cara y me mire el rostro en el espejo y desvíe la mirada del tipo que me miraba desde adentro del vidrio. Me cambie de ropa, me puse las botas de goma, amarillas y salí a caminar por el bosques rumbo al mar, hacia el bar del faro. Necesidad de cigarrillos, alcohol y algo de comida. En el camino me encuentro con mi amigo, un perro callejero grandote y sucio, le puse de nombre Mustafa. Me acompaña. Me detengo cada tanto, a mirale la cara, sus ojos. El tambien me mira. ¿Que vera? Tiene una mirada tranquila, que tranquiliza. Nos sentimos comodos. Juntos y solitarios.
Caminando por el camino embarrado, con las manos dentro de los bolsillos de la campera, me preguntaba sobre los muertos, pudriéndose en cementerios, siendo comidos por insectos y gusanos y apestando, viviendo dentro nuestro.
Miro los arboles y la luz que atraviesa sus hojas, los pájaros, el viento. Efecto contemplacion, de la ketamina, de la noche pasada. Perfume a pastito mojado.
Recuerdo la piel y la cabellera de una mujer muerta, el recuerdo de un cuerpo que ahora se pudre. Mi abuela era católica y me decía que los santos despiden perfume a rosas desde sus cadáveres. Me detengo, abrazo a Mustafa, que huele horrible y me lame.

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